unas noches más...


... unas noches menos. Tenía que llegar el momento. Lo esperábamos. Queríamos retractarnos por el salí de encima, tengo calor o correte un poco, ¿querés? o ¡me estás ahogando! o, el peor de todos, estás todo sudado, me das asco. No más.

No más porque tenemos frío. No más porque ahora queremos estar tan pegadas a ustedes que casi sea imperceptible diferenciarnos. No más, porque los cobertores aumentaron y sólo tenemos éste, de plumas desplumadas. No más, porque son ustedes los que llenan ese huequito, para que no entre el frío. No más, porque no nos importan las formas, los colores, los tamaños, los queremos a todos, pero juntos.

Flavio, Andy, Santiago, David, Juan, Christian, Silvio, Maxi, Coco, Pablo, José, Raúl, Enrique, Daniel, Miguel, Mauro, Luca, Sebastián, Álvaro, Francisco, Nicolás, Guillermo, Carlos, Gabriel, Ricardo, Darío, Julián, Gustavo, Ignacio, Pedro, Germán, Diego, Eduardo, Ezequiel, Rodrigo, Mamerto Tetto, los extrañamos!

recordatorios

Tengo la mala costumbre de acumular mails. En una carpeta encontré esto que le mandé a Walter hace un par de años:

anarquía anual, no hay fin sin inicio
antes del fin
tuya aunque le duela

2 x 1

Como no podía ser de otra manera, volví a caer en el tipo de problemas que toda mujer enfrenta alguna vez en su vida. "No codiciarás al mejor amigo del pibe que te curtís", es uno de los mandamientos que te mantienen la mente tranquila. Pero, como todo tabú, eso genera sus tentaciones. Quizás debería remontarme al año `99, cuando empezó a gustarme uno de los mejores amigos del pibe que me curtía. El "ruso" era un estilo rockero rubio, muy muy lindo, con motito y todo. ¿Qué más podía pedir una chica de dieciseis años? Respuesta: a "Ger", su mejor amigo tatuado que tocaba el saxofón. En fin, ese fue el principio de una larga historia de enredos. De gustos y digustos. Pensé que todo eso había quedado atrás, como si fuera un fantasma al que uno le saca la sábana y lo hace desaparecer. Pero no. "Tres son multitud" dice otro de los mandamientos. No entiendo porqué, si tres es un número perfecto. Aunque la verdad, no tanto: soy una boba y me mambeo. En vez de disfrutar del quilombete y que todo me chupe un huevo, me vengo a enganchar con uno de ellos... pésimo

Contra los poetas

Manolita - dice:
el jueves estas por la facu?

Susanita dice:
no, íbamos a ir a pacha con XX

Susanita dice:
así que si andas con ganas venite

Manolita - dice:
$$$
Manolita - dice:
too much

Susanita dice:
nah! A Pachá no!
Susanita dice:
al pachamama!

Susanita dice:
a ver una lectura

Manolita - dice:
ahhhhhhhhh

Manolita - dice:
jua pacha

Susanita dice:
yo no voy a Pachá ni que me pongan una pistola en la jeta

Manolita - dice:
crotas!

Susanita dice:
ajaja re

Susanita dice:
jipis rasposas

Manolita - dice:
malllllllllllllllllll

Manolita - dice:
juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Susanita dice:
a tratar de besuquear poetas

Susanita dice:
somos patéticas

Manolita - dice:
q feo

Susanita dice:
nah

Susanita dice:
besan bien

Manolita - dice:
poetas sucios y piojosos

Susanita dice:
jaja como nosotras

Manolita - dice:
no

Manolita - dice:
son un asco

Manolita - dice:
nosotras no somos un asco

Manolita - dice:
somos lindas, inteligentes, sensuales y con onda

Susanita dice:
bueno, pero a veces las lindas, sensuales y bla, no pegan una y tienen que hacer concesiones.

Manolita - dice:
nahhhhhhhhhhh
Manolita - dice:
hay hombres interesantes, posta

Manolita - dice:
posta, y no "po e tas"

the two of us

Sabía que era la última vez que estaría con él, como sabía que me traicionaba todas las veces que me decía, a mí misma, basta. Basta fue la muletilla utilizada en cada relato sobre él. Siempre terminaba con los ojos llenos de lágrimas y repitiendo: basta.
Siempre, la escena de la mujer débil, enamorada de su fracaso: él.
Esa tarde en su departamento me esperaba una bolsa con mis objetos. Espero que regresen, me dijo. Las despedidas me son molestas. Irme, de la persona que quiero, me resulta un esfuerzo sobrehumano. Me esperaba gente en casa, y yo, acariciando cada objeto, extendiendo el tiempo y mis manos. Él me toma de la mano, y me arrastra hacia él. Nos besamos, nos rozamos, nos frotamos. Estoy arriba de él, fría. Y sólo pienso que lo haremos y que será la última vez, y que haré que no se olvide de mí. Cogemos, acabamos, una vez, dos veces. Me esperan en casa, pero no me importa. Ya extendí el tiempo y mi mano. Cogemos y acabamos juntos, una vez, dos veces. La sensación de que se me sale el corazón del pecho en una implosión, nuevamente. Cogemos una tercera vez, me hace sentir una puta, me gusta, tanto como a él. Y salgo corriendo con un llamado. Te estamos esperando en la puerta.
Esa tarde, en casa, relataré mi encuentro, y diré una vez más: basta. Con los ojos llenos de lágrimas, no podía ser de otra manera.
Esa madrugada le mandaré un sms, porque soy cobarde, porque no puedo mirarlo a los ojos. Adiós, fin del ciclo. Repercutirá en mails, en reproches, en insultos. Haré silencio por un par de meses. Tengo otro con quien sublimar, y la ausencia de él será sólo un recuerdo. The two of us revoleará en mi cabeza intermitentemente.
Eso creía, hasta que lo volví a ver.

Dos rebanadas de pan lactal

las cosas no son tan simples

no siempre
estuvimos los dos en el mismo lugar

sé que no me entendés
y también sé
que está bien eso
pero igual
espero otra cosa
algo que en realidad
no podés darme

también lo acepto y busco
en otras personas
en otros cuerpos

¿hasta cuando voy a sostener
el no poder quedarme a desayunar?

recuerdo como untabas
las tostadas con mermelada
pero no
con manteca, no te gustaba no
el gusto agridulce que quedaba
de la mezcla

a mi ahora
tampoco me gusta
el gusto agridulce que queda
en mis sábanas