Principio de incertidumbre

Ahora que ya saliste en bicicleta con rumbo desconocido, empieza a funcionar el principio de incertidumbre que hace rato no venía, ahora, entonces, me acuesto abrazada al celular, me tapo, me destapo, revuelta, apago la luz, me apago. Un cigarrillo en la oscuridad.
Ahora vuelvo al domingo dos de la tarde, cuando te espiaba dormir sobre esta misma cama, todo morocho como una isla de tierra en el mar de estas sábanas patito; volver a mirarte, casi con devoción, un cuerpo que me interpela, tan largo y tan firme, la respiración pausada en la penumbra forzada después de una noche larga. Calma.
Esta sensación repetida: te vas con rumbo desconocido y lo extraño es que acabo de echarte. Vuelvo al humo de la incertidumbre entonces, que siempre tiene un lugar para mi. Cuando te despertaste, el domingo, hablamos de la diferencia entre decisión y destino. Vos abogabas por un devenir incierto y pautado. Yo porque sólo la propia elección tiene injerencia en la fortuna personal. Discutimos a los besos, fumando y escuchando algo que habías puesto y que sonaba bien. Yo decía que creer en un destino, como si fuéramos griegos gobernados por un oráculo que una vez que se pronuncia ya no retorna, nos ahorraba el momento de hacernos cargo de los senderos que transitamos. Vos me retrucabas con ejemplos de inminencia: un accidente, un viaje, el paro del agro. Por supuesto no llegamos a ningún lado más que de vuelta a mi cuarto.

Ahora me levanto y tomo agua, recordar lo que hablamos me provoca una dulce angustia, hay un regodeo perverso en buscar en mi archivo los momentos de conexión máxima. Como cuando nos conocimos, y trato de pensar en el recuerdo más lejano que tengo y no lo hallo, y el primero que aparece es una conversación vos desde la cocina, yo en la linea de los mozos, creo que hablamos sobre música, una mirada rara, no me gustó tu corte de pelo, adoré tu sonrisa.
Decidimos todo este tiempo, decidí subirme al manubrio de tu bicicleta mil veces sin pensar en nada, te daba besos en contramano por Pueyrredón, tranquila y en otra. Pero el destino mete la cola, una ex novia que vuelve – y tu decisión se va con ella – un tiempo en blanco – y mi decisión de no romperlo – ; de nuevo la decisión de cruzarnos y el destino que te lleva de viaje, incómodo y a destiempo.
Somos dos hermosos perdedores: decidimos mal y el destino nos arrolla. Y casi no hay nada que podamos hacer más que vernos, de lejos, vos en tu bici y yo en la mía, ahogados para siempre en este principio de incertidumbre, de lo que vendrá, de lo mucho que estamos equivocándonos todo el tiempo, arrojados a la nebulosa de que la única certeza sea la de no saber qué estamos haciendo.
Tal vez la decisión correcta no llegará jamás y el destino nos encuentre incómodos. O tal vez la vida sea esto: una bola plateada, un humo sobre la ciudad, una noche entre mis sábanas patito, una recorrida de lengua a lo largo de tu cuerpo, un cuello mojado por lágrimas sin explicaciones ni verdades, o la clara sensación de que no va a abandonarnos nunca el principio punzante de la eterna incertidumbre.

7 comentarios:

Natalia dijo...

Texto tan perfectamente bello que duele en la garganta con sensación de toalla mojada. Cuesta tragar.

Precioso e imperfecto camino de amor.

Un Iloveyou para la autora.

sushi punk dijo...

killing me softly with this post!

auch auch auch!

Mamerto Tetto dijo...

Las quiero tontas... casi me hacen llorar.

Besos. Snif. Mas besos. Snif. Empezamos a transar. Snif snif. Y lloramos fuerte mientras nos damos duro. Snif snif snif. Te desnudo, te meto en la cama. Snif snif snif snif. Te la recontra mando a guardar sin forro y sin tacto. Snif snif snif snif snif. Te lloro con la verga sobre el pecho, la jeta y el pelo.

Me mande cualquiera y -aunque intento limpiarte con las dos o tres carilinas que alcanzo a manotear desde el bolsillo trasero de mi jean a medio caer/subir- me echas de tu casa al toque, puteandome, diciendome que no te llame mas.

Besos.

Snif. La ultima gota se derrama mucho despues, en el colectivo, de vuelta a casa, ya pensando en otra.

Anónimo dijo...

Enfiestáu por el clima que se plantea desde el título, la foto y hasta el color de fondo, recorrí el texto pensando en el chiste para hacer en este comentario. Al final me di cuenta de que no tengo ganas de interrumpir ese diálogo con la sombra.






Mamer: borrate mal.

pepperina. dijo...

Es triste y es hermoso, por lo bueno de aventurarse en la incertidumbre animándose a dejar de odiarla.
Me gustó mucho mucho.

emd dijo...

Este texto está muy bueno!! Muy bueno!

Y la narración es como un montaje de película Noruega, de esas que no paran nunca en el tiempo y te sostienen en la intensidad.

Además, en esa parábola dada entre la decisión y el destino casi que se percibe un nietzscheanismo que a mí particularmente me atrapa.

Soy todo de ustedes.

Silencio dijo...

Realmente me ha gustado este texto. De a ratos, simplemente maravilloso.