Again

La sumatoria de pobrezas anuncia que es momento de regresar.

mensaje baboso

Pedro Mairal, leitmotiv de nuestros sueños húmedos, hizo catarsis literaria y escribió acá sobre su práctica de Tai Chi lingüístico.

Queremos decirte, Pedro, que nosotras detestamos el "sorbete" y no tenemos miedo de llamar a las cosas por su nombre.

Somos MILITANTES de la PAJITA.

lO que las mUjereS callan


A veces llegar a un cyber puede ser más que entretenido; sobre todo si te encontrás con una charla de chicas.


Lola dice: ¿En qué andás?
Colo dice: No sé, recién me llamó B, supongo que veré una peli, algo tranqui. Estoy muerta
Lola dice: Colo tiene novio.
Colo dice: Puajjjj
Lola dice: jjajajaja
Colo dice: ¿El ninja?
Lola dice: Yo me conformo, sólo quiero un buen garcheeeee.... algo esperanzador jajajajja
Lola dice: ¿Quién es el ninja?
Colo dice: La tortuga, B. Es más lentooooooooo…
Colo dice: Un buen garche, yo también quiero un buen garche; puta madre extraño a mi amante, acá son un desastre estos boludos.
Lola dice: Totales.
Colo dice: No saben coger o la tienen mini… zzzzzzzzzzzzz
Colo dice: Qué brinca, y yo que hago yoga, jajaja
Colo dice: Brinca, jajaja BRONCA
Lola dice: Jajajajaja estás con pensamiento erótico.
Colo dice: Ay, si. Tengo ganas de coger, en verdad que me cojan, pero bien cogida.
Lola dice: A veces eso no es tan fácil de conseguirrrr
Colo dice: Ayer en la fiesta pensaba, puta madre, me chaparía a uno de estos pendejos y que me dé con todo. Si es fácil, el rollo es sostener lo que viene con eso.
Lola dice: Si eso hago a veces.
Colo dice: Allá podía cogerme uno distinto cada noche si yo quería. Allá todos quieren coger siempre, es maravilloso, jajaja.
Lola dice: Son unos cogedores.
Colo dice: Acá son unos apáticos de mierda vagos del orto.
Lola dice: Jajajajaja
Colo dice: Lo siento, estoy contra los hombres. Qué joda.
Lola dice: Te comprendo
Lola dice: No hay de dónde sacar y cuando sacás son una bosta.
Colo dice: Y el ninja que no hace una buena perfo, malllll, y yo... la más boluda me "encariño", puta madre!!!!
Lola dice: Lo màs facil es conseguirte pendejos.
Colo dice: Cucharita, cucharita, como si la cucharita me llevara a un orgasmo.
Lola dice: A mi también me pasó...
Colo dice: A full, un pendejo, pero bien pendejo, eh? y a coger. Luego ni lo tenés que ver.
Lola dice: Me encariñe a pesar de la bosta... Me agarró por el sentimiento maternal.... jajajjaj.
Colo dice: No way!
Lola dice: Deberíamos tener burdeles decentes para nosotras también!!!
Colo dice: Ves??? Así nunca voy a poder estar con uno solo, siempre voy a estar buscando un amante.
Lola dice: Yo he concluido que uno tiene que aceptar tener amantes y punto.
Colo dice: Totalmente, el martes hablaba eso con una amiga, queremos ir a un burdel a flashear.
Lola dice: Es que a mí me pasa siempre lo mismo: con los que cojo de la puta madre, no los aguanto en la interacción normal y con los que me llevo de la puta madre, cogemos para el orto.
Colo dice: Mirá con G cogía maso, para mí era medio desastroso, aunque últimamente estaba más performático, porq le dije: loco, pilas que hacés el ridículo.
Lola dice: Entonces la solución es quedarme con los que me llevo de la puta madre y conseguirme un amante.
Colo dice: Ayyy sí pasa eso, pero mi amante era genio total, tipo que interacción de puta madre y sexo increíble. Y no se enamora de mi, carajo; igual, está lejos ahora.
Lola dice: ¿Pilas que hacés el ridículo?
Colo dice: Sí, pilas que hacés el ridículo.
Lola dice: Que mierda boluda... que difícil encontrar eso.
Colo dice: Sí, si, hay que tener amantes y listo. Mirá, me voy a casar con B y viajaré cada tres meses por trabajo, y visito a mi amante.

funcióncontinuada

y si detenemos el tiempo, y me cobijo en tus brazos, y sueño que es mañana, y empiezo a pensar en el café amargo que tomaremos juntos en el balcón, y entonces te quedarás observándome, mientras yo juego con mi pelo, con los ojos achinados por esos rayos de sol que se posan sobre mi rostro qué te pasa te diré, y sonreiré tímidamente, jugando a que soy tímida, jugando a que soy niña, jugando a que soy un gatito que ronronea hasta llegar a vos, y acariciarás mi cabeza, y con mi rostro entre tus piernas empezaré a lamerte, y el tiempo se detiene y te levantas de la cama y me quedo observando cómo te aproximas al baño, y una lámina de luz ilumina mi entrepierna, y no sé si cubrirme o quebrarme esperando que regreses, pero tardás, y poso sola, y me toco, esperando que regreses y me la chupés toda, hasta que me canso, y volvés, y me decís que ya es tarde, que te vas, quedate te digo, pero me decís que no, que mañana trabajás temprano, que otro día hablamos, y me visto para abrirte la puerta, y me das un beso seco, y te vas, sin que te haya dado mi número, y regreso a mi cama con el tiempo detenido, mientras abrís la puerta con el pie, dos tazas de café en la derecha y un plato de tostadas con dulce de moras en la izquierda, y el viento cierra la puerta, abrís la persiana y vemos el agua caer, y te digo qué buen día para quedarse en la cama viendo pelis, y te acostás a mi lado a mirar la lluvia.
Un amante es un amante, nunca te olvides de eso. Así que no le estés pidiendo al amante que se quede a dormir, él necesita ese radiotaxi porque mañana sino “es un kilombo” levantarse en una cama que no es… , para qué, si son las dos de la mañana y ahí está el amante atándose las ponys, ubicando sus medias, y diciéndote que no te quedes mal, que todo bien, que gracias por llamar. Un amante es un amante y no va a suplir “esa” necesidad de abrazo, de noche entera. Porque para pasar una noche entera es necesario algo más que chateadas momentáneas, que mensajes sorpresivos, que jueves que terminan como no hubieras imaginado. Y ahí está el radiotaxi del amante, cuánta seguridad, no da tomarse un bondi, no da porque es de noche y la inseguridad está aniquilando profesionales, viste lo que pasó con el ingeniero… Y bueno sí, fue lindo, que lo pasaras a buscar con la bici en la puerta de la facultad, había ahí mucha gente haciendo una sentada por los maestros tomando cerveza, pero ellos no eran como nosotros, nosotros ya no tomamos birra en la calle, nosotros nos sentamos en un bar, adentro, porque en la vereda para qué, si pasan los autos y te tiran todo el humo del escape, para qué si la noche la disfrutamos igual desde la ventana. Y el menú bueno, nos jugamos a lo seguro, una pizza y una Stella, que es mejor que la Quilmes que es pura agua y bueno, charlamos de trivialidades, de los exámenes y la televisión. El amante sabe de televisión porque a la noche no se puede dormir y mira hasta que le entra el sueño. Un amante es un amante que se puede divertir con vos, que sos una copada y tenés la risa a flor de piel, que estás hermosa con ese vestido y la bici que te da un aire adolescente, pero sólo un aire, nada más, que le hace bien al amante, porque lo saca de la rutina, aunque la rutina a él le gusta porque se siente seguro ahí, para qué andar experimentando, que esa época ya pasó. El amante paga porque es un caballero y le regalás el momento más barrial del año cuando te acompaña con la bici hasta tu casa y eso lo calienta un poco, en la puerta te da unos besos medio comprometidos y eso le va a parecer re loco, re distinto, porque hace mucho que no hace eso, desde punta del este 98 que no se sube a una bici. Juega con las lomas de burro, el amante, se sube torpe a la vereda. Vos con la campera de él en la mano te sonreís por dentro y pensás “que está disfrutando” ya una vez en tu cuarto todo es como sabías que iba a ser, el amante tiene imaginación y esta vez está inspirado y capaz que hasta te la chupa un rato. Qué lindo. No fumás porque al amante no le gusta el humo, sos la reina de las concesiones, qué bien, por lo menos es una noche sin fumar y eso está bueno, lo hacés por él y te sentís que estás haciendo algo por alguien. EL amante remolonea, despeinado, por ahí te abraza y te dice algo dulce, edulcorado, “me gustó” o algo por el estilo, que para decir algo más que eso hace falta un poco más de conexión y no es que no la tuvieran, no, es que bueno, no se dio, que tal vez más adelante. Timbre. En bombacha hasta la puerta despedís al amante con un beso frío, y volvés a tu cuarto y te fijás, nada interesante en el msn, ya leíste a la tarde todos los blogs que te gustaban y los diarios sólo tiran noticias de Bianchi o Maradona. Al amante le gusta Bianchi. Te acordás de los momentos en que no había tanta historia y las dos de la mañana era un horario prudencial para quedare remoloneando y dormir juntos. Te acordás de cuando no necesitabas forzar la sorpresa porque venía sola y era lindo así, tan natural. Te acordás de que hubo alguno que te dijo lo linda que estabas y sentiste la sensación de ser única para alguien por un rato. Te acordás de las batallas con almohadones, de los porros para compartir, de los ceniceros que te van a despertar a la mañana, de estar en pedo tranquila porque a nadie le importaba quedar en ridiculo, porque era tu cuarto y tu cuarto era un lugar seguro. Prendés el segundo cigarrillo cuando el amante ya está por Juan B. Justo y pensás cuánto tiempo hará que la vida los convirtió en adultos. A los dos.

Instantáneas de la recuperación de la inocencia.


Cenital:

Mirado desde arriba,
el suelo se comparte igual
que la esquina
de una pared húmeda.

Un poeta grita con su cuerpo
verdades discutibles,
y los vasos de todas las manos
se vuelcan a la vez.

Los que estaban notaron
la delicada conmoción
de los cristales,
la llamada interviniendo
la luz azul del piano,
los ojos fijos en un punto.

Los que estaban notaron
todo menos el momento
justo del contacto.


Secuencia:

Si la calle está helada y la seguimos
vamos a tener que patinar
juntos hasta alcanzar el refugio
de palitos y de hojas.

Al chico que lleva mi mochila
no lo conozco,
pero su gesto me dice que soy buena.
Y yo le creo.


Pienso en hacer el esfuerzo
de llevarlo en brazos.

Si llegás hasta la esquina estás conmigo.



Infrarrojo:

Que sea lento obliga

a reconocer una uva
en cada anécdota.
Decidimos cambiar la borrachera
por chicles de otra década.

En el 96, hubiéramos escapado
del partido de Argentina

por el fabuloso mundo

de los pasillos desiertos.
Ahora tenemos la mejor idea
de ser otros,
para escapar del ruido.

Mi saquito azul
planea hasta el parquet;
y es un charco idéntico al
que tenemos en mente.

Estamos cruzados por el Medio.

Yo soy un gesto,
un vuelo detenido
en el aire.
Pura pulsión paralizada.


Luz natural:

Si amanece antes que nosotros
vamos a tener tiempo para
recordar a los caídos:
un bracito de barbie que le ganó

a las mudanzas, playmobiles
heridos en puestos de feria.

Vamos a observar

la manteca y el milagro

de la conexión:
la sensación nueva es desayunar
a upa de tus ojos.

Cuando cuente tres no te vas a acordar nada

Teleobjetivo:

La despedida frente a Kodak
es una foto robada,
un investigador que a la mañana
se empeña en descubrir
quiénes éramos.

El colectivo nos regresa
al punto de las
ecuaciones matemáticas:

Ya nos da paranoia, ya maduramos
los errores, ya no dormimos dos noches
en otra cama que no sea
nuestra cama.

I did it again

Una noche, una Benjamin, una cama...

- Me encantás.
- Callate.
- En serio, me encantás; o sea, desde hace tiempo que me encantás.
- Dejate de joder.
- Me gusta tu piel, tu pelo, tus tetas, tu concha. Tenés la concha más rica que he probado en mi vida.
- Ah, eso es un halago, ¿no? Onda, no puedo decir lo mismo de tu pito. Jajaja, es una broma. No está mal.
- ¿Por qué sos así?
- Así ¿cómo?
- Así, que te hacés la mala todo el tiempo.
- No me hago la mala. Soy mala. ¿No te diste cuenta?
- Yo lo que veo es una mujer hemosa que se pone una coraza encima porque se siente atacada por el mundo.
- ¿Estás drogado?
- Vos lo que querés es alguien que te mime, que te quiera, que te acompañe.
- ¡Bingo! pero sos re persuasivo, eh?
- No te hagás la dura, sola te vendés.
- Bueno, cortala ¿no? O sea, del "me encantás" al "tenés una coraza", como que te fuiste un poco al carajo.
- Qué linda que sos. Posta, me encantás.
- Si vos no me has dado bola, ¿a qué viene ahora tanto "me encantás"? Estás ebrio.
- Estoy más sobrio que vos, te lo aseguro.
- Puede ser.
- Es más, me casaría con vos.
- Bueno, dale. Vamos a casarnos.
- ¿Cuándo?
- Ahora.
- ¡¿Ahora?! Pero necesitaría hacerme un corte, onda un pacto con sangre.
- Nah, mirá: con baba. Un pacto de baba.
- ¿Cómo?
- Lamete la palma de la mano.
- Estás loca.
- Te encanta.

emO

- ¿Cómo que no te acordás nada?
- No me acuerdo. O sea, tengo como... pequeños fragmentos de la noche.
Me acuerdo que estábamos charlando en la fiesta. De ahí... no sé, onda, casi me caigo. Creo que fue cuando volvía del baño que fui a tratar de sacarme el hipo.
- ¿Qué hipo?
- ¡Ah! me dio hipo ¿podés creerlo? Hipo emocional.
- ¡¿Hipo emocional?!
- Seh... el año pasado me dio tres veces. Me da tipo... en situaciones extremas. estaba hablando de una persona que re quiero y en eso... ¡pum! el hipo. Bueno, la cosa es que cuando volvía del baño resbalé en el jardín y casi me caigo, entonces me sostuve de una silla. Creo que del susto se me pasó el hipo, y... no sé... creo que él me ayudó y de ahí no sé... estábamos a los besos.
- No te acordás de nada.
- De ahí estaba en su cuarto.
- ¿Cómo llegaste?
- No me acuerdo. Creo que fue después de que desapareció mi cartera.
- ¿Cómo que desapareció tu cartera?
- Ah, sí. Cuando fui al baño a sacarme el hipo, regresé y un amigo me dijo que una mina había agarrado mi cartera.
- ¿Y qué hiciste?
- Nada, fui y se la pedí. Le dije que era mía, y me la dio.
- ¿Estaban drogados?
- Nah, mucho whiski. Bueno, la cosa es que estábamos en su cama. Me acuerdo que me leía poesías y no sé cómo me dijo de casarnos.
- Como Britney Spears.
- Claro, ahí entendí a la pobre Britney; sólo es posible casarse estando ebria.
- Ay amiga, estás re loca. ¿Y que supiste de este chico?
- Nada, el muy hijo de puta no me ha escrito ni me ha llamado. Es el casamiento más efímero de mi vida.
- Bueno, vos no hagás nada.
- No, ni pretendo. El mismo día pensé en escribirle un mail para ver cómo estaba; pero al final pensé que mejor fuese él quien lo hiciera. Pero nada.
- Una experiencia.
- Una pobreza.

El alcohol en el paladar al amanecer

Me pregunto cómo hubiese sido pasar la página y que campanita hiciera trin con su varita mágica; pero no creo en los cuentos de hadas. Escucho Neighborhood. Pienso en que hubiésemos tenido una convivencia perfecta. Tus gustos, los míos, los gustos de ambos. Tu cuerpo, el mío, el cuerpo de ambos. Nunca supimos cómo encajábamos el uno en el cuerpo del otro. Una combinatoria molecular. La matemática exacta. Escucho, te pienso y Wake up interrumpe mis oídos y mi pensamiento. Me retrotraigo. Nunca pude decirte adiós, quizá porque no nos lo merecemos. Quizá sea el tiempo necesario para olvidarnos, o para volvernos a encontrar. Lo pienso, claro, porque Benjamin no está más. Porque todas las noches en que estuve con vos lo pensé. Te dije que mi corazón estaba en otra parte, y asentías con la cabeza. Jamás te hablé de él. Jugué a hacerme la enojada cuando estabas a punto de penetrarme. Mi corazón está en otra parte, te repetía; mientras deseaba que fuese él quien introdujera su pene en mí. Pero eras vos. Y sentía su mano poco tímida adentrarse en mi vagina. Nunca fuiste diestro con la mano. Siempre tu torpeza al frotarme y adentrar la mano. Benwalter. Benwalter sonaba bien, y pensabas que te llamaba. Pero lo llamaba a él, no a vos Walter. Benjamin era a quien quería a mi lado, porque fue él quien me hizo olvidarte. Benwalter una y otra vez. Benwalter durante meses. Nunca lo supiste. Y yo, siempre abierta; con una culpa prominente. Una culpa dilatada de la excitación. Culpa católica lo llamaría M. Pero Benjamin no era uno. Benjamin fueron todos. Tantos Benjamines, y vos, Walter.
Vos, solo. Tan sólo vos. Y ahora yo, tan sola. Tan sólo yo, y el extrañamiento a la distancia. La impulsividad limitada por la imposibilidad del nosotros porque no existe tal. Me decidí a olvidarte; a desarmar mi cuerpo para que no tuviese gusto a vos.
Quiero que sepas que estoy bien, que no he pensado en vos hasta este momento en que te escribo esta carta; porque ya ingerí una botella de whisky; porque escucho Cartoon music for heroes y me dan ganas de llorar sintiéndome una perdedora con un dejo de sonrisa en mis labios; porque ya pasé tres discos y sigo escribiéndote esta carta que quizá nunca recibas o quizá no merezcas; porque no quiero escuchar In transit porque me hace acordar a Benjamin, y paso el tema de largo y prefiero Blue skies porque acá el cielo no es azul. Algún día me dijiste que nos encontraríamos en París, yo te sigo esperando: debajo de la torre, los dos en bicicleta. Estoy acá, esperándote, como tantas veces, Back to 101. Algún día podremos mirarnos a los ojos y me dirás lo que otros me dijeron con el reloj atrasado. Ese día te diré llegás tarde, y campanita hará trin.